Tres poemas de Mirta Rosenberg



Vas a verme
me ves
y no sé lo que verás.
Sea lo que sea,
más allá de lo que veas
siempre estoy yo además.

Sentarse y dejar entrar.


UN TEMBLOR
que la escala Richter
no registra: no fui
al funeral de mi hermano,
nunca volveré a hacerlo.
Seguro recordaba
tanto a su madre
como un caballo de ocho años,
dice Shakespeare de alguien,
creo que en Coriolano.
Si no, tal vez
no hubiera hecho mutis
dejándome hija única tardíamente
aquí sentada y con Mamá
por todos lados.


Insignificancia

Si te place, Dios,
que menos ocurra.
Nivela la curvatura
de nuestra Tierra, aplana
el Eiger, suaviza
el Gran Cañón.
Haz los valles
un poco más altos,
amplía las fisuras
hasta que sean tierras cultivables,
custodia tus terribles glaciares
y silencia sus claudicaciones,
reduciendo a la mitad
o duplicando
todos los accidentes geográficos,
tendiendo a la humildad.
Deja de pesar sobre nuestros corazones.
Retira tu grandiosidad
de estas regiones.

Blandeur
If it please God,/ let less happen./Even out Earth's/ rondure, flatten/
Eiger, blanden/ the Grand Canyon./ Make valleys slightly higher,/ widen
fissures/ to arable land./ remand your terrible glaciers/ and silence/ their
calving,/ halving o doubling/ all geographical features/ towards the mean./
Unlean against out hearts./ Withdraw your grandeur/ from these parts.

Este último poema, aclara Mirta Rosenberg en su libro, proviene de Kay Ryan: Say Uncle Grove Press, Nueva York,1991. 

EL PAISAJE INTERIOR
BAJO LA LUNA POESÍA, 2012


Mirta Rosenberg ha traducido y publicado, entre otros, poemas de Katherine Mansfield, Derek Walcott, Marianne More, Hilda Doolittle, James Laughlin, Seamus Heaney.
Desde 1986 integra el consejo de dirección de la publicación trimestral Diario de poesía. Recibió la beca Guggenheim y el premio Konek al mérito por traducción literaria.
Obra poética: Pasajes,( 1984). Madam (1988); Teoría sentimental (1994); El arte de perder (1998), El árbol de palabras. Obra reunida 1984-2006, Bajo la luna, Buenos Aires, 2006,  El paisaje interior, Bajo la Luna, Buenos Aires, 2012.




JUAN GELMAN "HOY" Y SIEMPRE





III

Dios se fue al vacío que dejó su muerte. La sombra traga los regresos y los favores del amor en cualquier calle se abandonan. La vida se pareció a la vida alguna vez / ya la mentira ni siquiera vuela. Hay que barrer el mundo en sucio estado / otra vez ponen huevos de serpiente / viejos.




XXI

La crisis de la edad de hierro no tiene traducción. Las escrituras del cerebro siguen con su chaleco diagramático / abarcan inviernos de la niñez / despojos que no renuncian a sí mismos / el árbol que se inclina cuando pasan. El mundo tiene mal aliento y mancha la unidad profunda de lo doble. En el buche secreto de un jilguero vive lo que vendrá.


                                                                                                   A Pepe Nun

XXIX

Pensaste que un halcón no es permisible en la mejilla amada ni valen copas rotas. En los pedazos de la suerte navegan rostros que diste sin más querer que querer. Ya buscarán con párpados cerrados algún delfín en tu bahía.

                                                                                              A Jorge Boccanera


XLIII

En el consuelo hay soles falsos / el encandilamiento dura poco, la memoria pone a la herida en su lugar. La pérdida no busca admiración / se fabricó un universo de astros sin luz / cualquier roce lo enciende. No dan sombra, dan caminos / lo que fue a lo que falta ser. El gemido sin música en la esquina donde la despasión permite el mundo.


A Rúben Bonifaz Nuño



LXIX

El olvido encalla en movimientos del deseo/ la madrugada que tembló en un combate/la media luna cortada de la noche vol-vida a su prolongación. ¿Qué llena los sumarios del espanto? Bestias que ofrecen su energía recorren campos idos y se oye cómo cae otro harapo del mundo. La deuda con lo que no fuimos nunca se pagará, anda por áhi con su espejo de miedos sellados . El espacio se llena con la desobediencia de un gorrión.



CXI

Una rosa sostiene al mundo / amante sublevada. No entra en fortalezas teológicas, no recompone detalles del espanto. Se desapega de la repetición, prefiere lo que arde en un silencio asediado. Con cada pétalo paga miserias tristes / los pájaros sin rama / la sumisión del miedo. Crea actos que el tiempo no se puede comer. Es la nación de sueños que sueñan todavía/ sola ahí/ sin falso corazón.



CXXII

Habrán los pájaros haber qué tienen, derriben las columnas de la polis, las cloacas del mísero impaciente, quién sabe dónde crecen los venenos propios. Las preguntas de sí perdieron la candidez de viejas luchas, quieren saber por qué el mundo corpóreo y el otro se juntan a contemplar el todo del ninguno. La palma intacta sigue abierta a procesiones de adelante patrás, cuando lo yo del ser quiso ser en invenciones de la vida.



CXXXII

La ciencia médica no explica por qué la mirada de una mujer salpica de rojo lo que mira. ¿Qué nombre tiene eso? El día que pasó acuesta a la locura en separaciones de la lengua y matrimonios del bienmal que nunca se divorcian. ¿Te derrotaron ?, bien. ¿Ganaste? , bien. En tu raíz viven la prehistoria del amor parcial, el diamante que apágase, imposibilidades de firmar el certificado de muerte de noches poseídas. La reflexión de sí es un compañero triste. Cielos tiran de aquí para allá harapos de las improporciones y el deseo de una cosa/ aunque viva en un pantano y sepa que va a morir.



Juan Gelman
Hoy
Seix Barral 2013

¿Qué hace a un poeta inolvidable se preguntaba Raquel Garzon en el Homenaje, (número Especial de Revista Ñ ) donde poetas, escritores, estudiosos hablaron desde su respectivas miradas y cercanías, de ese poeta mayor de la lengua castellana que es Juan Gelman. 
Hugo Mujica, dijo, alguna vez, que la ética del artista era vivir a la altura de su obra y en esas cimas Juan Gelman se movió siempre.  Esa “muestra acabada de pulidas joyas diminutas” de la que habla Jorge Boccanera, siempre han estado engarzadas, no ya al fiel latido de su vida, sino al sentido más profundo de lo humano, “donde la poesía imagina, reflexiona, resiste, anhela y agita su ramo de interrogantes porque tiene la música de las preguntas”.



"Sobre el poeta" de Pablo Antonio Cuadra



Sobre el poeta

Un siglo de ceibo fue iniciado
por un pájaro.
                       Bebió
años de lluvias a la noche. Fue creciendo
en materiales vastísimos, de tierra,
de sucias savias y motivos
sólo perdonables en la química. (Un árbol
tiene más culpa, a fondo, que un cadáver;
pero crece su ataud, se eleva a casa,
a palacio estelar, a fábrica
de fébril sudor y apogeo). Ven
a mirar su pabellón de física,
su telar de clorofila -hojas,
frutos, fornicación del polén
y bellotas nupciales: desarrollo
industrial de celulosa, activos
y pasivos, numerales columnas...
La estadística muestra
los años de labor.  Y los maestros
siempre juiciosos le dedican
su fervor textual y comprensivo.
Pero, ¡Ved! un árbol
con tanta ley y majestad y células
en números redondos fue construido
para que una rama sostenga
a mediados de abril y mientras canta
                          ¡un pájaro!


Quema

Antes de los aguaceros,
Antes del movimiento de las hormigas y de la floración
         de los Corteces
Cuando cabe toda la tristeza de los campos en una sola
          rama desgajada
Cuando es violenta la rigidez de las hierbas
Cuando el viento ofende como el vapor de una olla hirviente
Cuando truenan los horizontes:
Los campistos jornaleros desnudaron sus musculaturas
Y desmontaron las rondas de las milpas
Cortando a tajo el monte y los rayos solares
Que se quebraban sobre las hojas de acero ofuscando la
           vista de los zopilotes y de las oropéndolas.

Montones de extenuadas hierbas y lianas amputadas
Yacían tendidas bajo la investigación de las gallinas y perdices
Que escarbaban curiosas y rápidas como buscando un tesoro
             desconocido.

A las doce del día miércoles 18 de abril
Avanzó chillonamente una enorme hoguera anaranjada
Y la seca hojarasca
Se levantó aletargada en nubes pesadas y sucias como una
             manada de cerdos.
Las llamas corno pisándose sus largas túnicas rojas
Avanzaban y caían sobre los siete meses de sequía.

Oprimidas por el humo aplaudieron estrepitosamente miles
             de alas desesperadas
Con la nerviosa emoción de las grandes tragedias.

Los cuatro costados del campo ardían avanzando hacia el centro
Y las víboras y los sinuosos cascabeles
Y las gruesas boas atléticas 
Y el jaguar entorpecido por las resinas humeantes
Y el congo de quejidos cavernarios
Y el sajino rechoncho y trepidante 
Y el coyote aullador de las noches perdidas
Acudían a un solo lugar que poco a poco se enfurecía en su
              temperatura
Y se llenaba de chispas desprendidas y de explosivos tizones 
              amenazantes.

Rápidamente avanzaba en olas amarillas el mar encendido 
               y ardoroso
Y junto al chirrido chamusqueante de las llamas devoradoras
Vibraban en un trozo de sonoridades lastimeras 
Gruesos aullidos 
Silbidos venenosos
Ronquidos burbujeantes
Mientras blanqueaba de espuma la trompa rabiosa del coyote.

Nosotros subimos a los árboles circundantes
Para presenciar el cierre completo del círculo infernal
Y miramos en las altas puntas de un pochote úncio y barbado
Las cabezas pequeñas y ansiosas cuyas lenguas bífidas temblaban
Y en el tronco del viejo gigantón crapuloso y hostil
Al jaguar enloquecido girando y describiendo el estrecho horizonte de su angustia
Mientras saltaban hacia el tronco con los ojos inmensamente desorbitados
Los pequeños animales temblorosos e impotentes.

Con furia las llamas y el humo
Cerraron sus mandíbulas candentes
Al tiempo que un grito indefinible y humano
Hería la tranquilidad de los lejanos animales a salvo.
Luego escuchamos la sacudida tremulenta de la tierra
Al caer vencido como un mártir el viejo pochote incinerado
Y las víboras negras y las crispadas raíces
Se confundían en el extremo tormento de tizones y de cenizas encendidas.
                                                                  
                                                                                            (Llanerías de Boaco.)

De: Poemas Nicaragüenses



Abuelo en la noche

Esta es la casa que he perdido
habito en ella en sueños
y no quisiera hablar de ella después que todo
[ha sido consumado.

Mis hijos han edificado sus casas en Babilonia
y yo atravieso el desierto para pasar
[veladas con ellos
escuchando afuera, al borde de la puerta impotente
el ruidoso río de automóviles que
[filtra sus aguas turbias en el umbral.

Hablamos de esto y de lo otro en la
[apretada salita
como conspiradores bajo el sofocante
y ordenado itinerario de los relojes
porque todos trabajan, duramente,
invirtiendo su vida en el negocio de perderla
y llegan llenos de cifras como
[los carpinteros de virutas
fatigados de información. Entonces,
[si yo recuerdo
si fácilmente caigo en las viejas historias
si abro para ellos las puertas de la casa
abren los ojos y me reconfortan con su alegría
--piensan tal vez que es posible el retorno--
porque ellos vivieron, ellos nacieron
[y se criaron
en la casa que perdimos
en la vieja casa grande junto al río
donde yo vuelvo ahora
donde yo vuelvo siempre
apenas cae un poco de sueño en mis ojos vacíos.

De: Esos rostros que asoman en la multitud



El niño

El niño
que yo fui
no ha muerto
queda
en el pecho
toma el corazón
como suyo
y navega dentro
lo oigo cruzar
mis noches
o sus viejos
mares de llanto
remolcándome

al sueño. 

De: Cantos de Cifar


Pablo Antonio Cuadra (1912 - 2002). PAC, como habitualmente se lo conocía, incursionó en la poesía, el ensayo, el teatro, la crítica y las artes gráficas. Fue considerado por Octavio Paz como uno de los grandes poetas de Centroamérica. En 1929, junto a José Coronel Urtecho y Joaquín Pasos fundó el grupo literario Vanguardia

Introdujo en la poesía nicaragüense la temática nacional, la oralidad y el lenguaje coloquial. 
Desde 1964 dirigió, hasta su fallecimiento, la Academia Nicaragüense de la Lengua. También, fue Rector de la Universidad Católica de Managua (Nicaragua), fundador y director durante más de cuarenta años de la revista cultural El pez y la serpiente. 

En una entrevista que le hizo Floriano Martins, publicada en la Revista Andrómeda de San José, Costa Rica, 1989, Pablo recuerda: "El Modernismo estaba agotado y nos sentíamos llamados a fundar algo nuevo y distinto. No solamente la poesía: ¡Todo nuevo! ¡Nos abrimos a todas las corrientes vertiginosas del momento! Desde el surrealismo hasta el Dadá. Pero ese momento de apertura y cosmopolitismo coincidió, en Nicaragua, con una intervención extranjera, de Estados Unidos, con la protesta armada de Sandino y, como es natural, con su reflejo en nuestro movimiento literario que se vio patrióticamente presionado a crear una literatura, nueva, es cierto, pero defensiva y afirmativa de nuestra identidad nacional".

Algunos de sus libros: "Poemas Nicaragüenses", (1934); "Canto Temporal", (1943); "Poemas Con Un Crepúsculo A Cuestas", (1949); "La Tierra Prometida", (1952); "El Jaguar Y La Luna", (1959);"Cantos De Cifar Y Del Mar Dulce", (1979); Otro rapto de Europa; Esos rostros que asoman en la multitud (1976).


Entrevista con Floriano Martins Publicado en la Revista Andrómeda de San José, Costa Rica, 1989