Ana Emilia Lahitte, "El pulso arduo de la belleza herida"



El secreto

Esta carne de amor que por mi culpa

habrá de transformarse en culpa nueva,
esta irremediable sombra tierna
que habrá de madurar en desconsuelo,
es todavía mía porque tiembla
y yo tiemblo por ella. Río y tiemblo,
mientras la muerte teje sus urdimbres
de sabia soledad.

Ah, cómo necesito conocerla

mirarla sin recelo, invitarla
a tenderse a mi lado y reemplazarme
en la vigilia maternal. Querría
ponerlo entre sus brazos, obligarla
a besarles los párpados dorados,
a amantar su sueño hasta que el alba
lo invadiese poco, mansamente.

Si él ya tiene su muerte, si ha traído

bajo la piel su estrella, su constancia,
¿por qué no frecuentar a quien lo habita
con más amor que tantos que en el mundo
habrán de abandonarlo?... Esta muerte
serena de mi hijo, será quien me releve
en la tarea delicada y terrible
de salvarlo de sí mismo, tal vez.

Cuanto ahora prepara su aleluya

es pulpa inevitable, destinada
a madurar el sol y disgregarlo
en surcos enterrados, poderosos.
Yo misma soy su muerte. Yo, que he dado
voluntad a su risa y a su llanto.
Yo, que invento sus rondas y no puedo,
sin embargo, jugar con su secreto.

(Madero y transparencia, 1962)



፨፨፨

Por favor,
quédate ahí.
Si te mueves puede regresar
el mundo


(de Insurrecciones, 2003)

፨፨፨፨

Ignoro si el amor es amante o amado.
   Sólo sé que le adeudo bellísimos infiernos.

፨፨፨፨


    las heridas son el mejor manuscrito.

፨፨፨፨


Él, no tuvo noción del inmenso dolor que ampararía.
     Él, no supo jamás que se llamaba Dios.

፨፨፨፨


Serán los niños quienes ajusticien
 los niños del espanto nuestra posteridad.



Ana Emilia Lahitte


Ana Emilia Lahitte (1921-2013). Poeta argentina, dramaturga, ensayista. Creó y dirigió por más de 20 años uno de los primeros talleres de poesía de la Argentina. Su obra fue recogida en numerosas antologías y traducida al inglés, francés, alemán, italiano y portugués. Aún, se le deben estudios profundos a su magnífica obra.
Deslumbran esos versos cortos, que lejos de limitar los poemas los abre a un espacio nuevo que reconocemos en lo más profundo de nuestra alma, acaso en donde somos más vulnerables, allí, en "El pulso arduo de la belleza herida" como ella, mejor que nadie, nombró a sus libros  "Los abismos" y "Los dioses oscuros" publicados en 1978 y 1989, respectivamente.

En un reportaje que le hizo Pablo Montanaro, a un año de la publicación de "Insurrecciones", señaló  "es algo así como un S.O.S. hacia adentro”, libro por el cual fue distinguida por Honorarte con “La Página de Oro”, máxima distinción de la institución a un escritor por su trayectoria literaria y aporte a la Cultura y se le entregó el premio “Letras de Oro”.

Los poemas de Ana Emilia Lahitte son estocadas diamantinas a nuestra egoica sombra, hebras de luz que fulguran en la intemperie de nuestra humanidad.

Algunos de sus libros: Sueño sin eco (1947), El muro de cristal (1952), La noche y otros poemas (1959), Madero y transparencia (1962), Al sur de marzo (1969), Los abismos (1979), Los dioses oscuros (1980), El tiempo, ese desierto demasiado extendido (1993), Summa de poemas, 1947-1997 (antología, 2001), Insurrecciones (2000), El padre muere (2006) y Gironsiglos (2006).

Algunos de sus premios : Pluma de Plata del PEN Club Internacional, Centro Argentino (1980), Pluma de Oro de la Fundación Argentina para la Poesía (1982 y 2001), Primer Premio Nacional de Poesía, Región Buenos Aires (1983), Premio Konex (1994), Premio de Poesía “Esteban Etcheverría”, de Gente de Letras (1999). En 2001, la Municipalidad de La Plata la designó Ciudadana Ilustre. 


La foto pertenece a su libro:" SUMMA" de poemas 1947- 1997,  con prólogo de Horacio Castillo.
Edición Homenaje,  Municipalidad de La Plata.



Sylvia Plath



ESPEJO


Soy plateado y exacto. No tengo preconceptos.
Cuanto veo, lo trago inmediatamente
Tal cual es, sin empañar por amor o desagrado.
No soy cruel, sólo veraz:
Ojo de un pequeño dios, cuadrangular.
Casi todo el tiempo medito en la pared de enfrente.
Es rosada, con lunares. La he mirado tanto tiempo
Que creo que es parte de mi corazón. Pero fluctúa.
Las caras y la oscuridad nos separan una y otra vez.

Ahora soy un lago. Una mujer se inclina sobre mí,
Buscando en mi extensión lo que ella es en realidad.
Luego se vuelve hacia esas mentirosas, las bujías o la luna.
Veo su espalda y la reflejo fielmente.
Me recompensa con lágrimas y agitando las manos.
Soy importante para ella. Que viene y se va.
Todas las mañanas su cara reemplaza la oscuridad.
En mí ella ahogó a una muchachita y en mí una vieja
Se alza hacia ella día tras día, como un pez feroz.



FILO es el último poema

La mujer alcanzó la perfección.
Su cuerpo

muerto muestra la sonrisa de realización;
La apariencia de una necesidad griega

fluye por los pergaminos de su toga;
sus pies

desnudos parecen decir:
hasta aquí hemos llegado, se acabó.

Los niños muertos, ovillados, blancas serpientes,
uno a cada pequeña

jarra de leche, ahora vacía.
Ella los ha plegado

de nuevo hacia su cuerpo; así los pétalos
de una rosa cerrada, cuando el jardín

se envara y los olores sangran
de las dulces gargantas profundas de la flor de la noche.

La luna no tiene por qué entristecerse,
mirando con fijeza desde su capucha de hueso.

Está acostumbrada a este tipo de cosas.
Sus negros crujen y se arrastran.

Traducción del poema: Jordi Doce

Silvia Plath nació en Boston, Massachussets, Estados Unidos, el 27 de octubre de 1932. 
Es una de las voces claves de la poesía del siglo XX, considerada por algunos críticos una exponente de la poesía confesional. Los elementos biográficos están plenamente transmutados por la función universalizadora del mito; su apertura al inconsciente alcanzó un extraordinario desarrollo. Todos, como Silvia Plath, tenemos ese grito sofocado en algún lugar de nuestro interior, pero sólo un gran poeta, un gran creador, puede ir hacia él y tornarlo sinfonía. Con su talento y un total dominio de la lengua, abordó lo que hay de existencial en el padecer de la vida.
No hay, como en el caso de Vallejos o Varela, una interpelación a Dios, hay un adentrarse en las sombras del psiquismo, una renuncia al hilo de Ariadna que podría rescatarla de la muerte, pero no del sufrimiento. 
Su poesía se caracteriza por sus brillantes metáforas y "por convertir el horror en belleza", como bien dice Maria Julia De Ruschi Crespo en el prólogo de la colección “Los Grandes Poetas”.

Su obra: El coloso (1960), Ariel (1965) considerado como su mejor libro de poemas que, al igual que la poesía posterior publicada después de su suicidio, refleja una obsesión creciente por la muerte. Poemas completos, que ganó el Premio Pulitzer en 1982, fue editado por su marido en 1981.
La campana de cristal (1963), novela que publicó con el seudónimo de Victoria Lewis.
Su correspondencia: Cartas a casa, 1950-1963, preparada por su madre se publica en 1975. Otras obras, publicadas póstumamente, son Cruzando el agua (1971) y Árboles de invierno (1972), ambos libros de poesía, y Johnny Panic y la Biblia de sueños, libro de cuentos.
El 11 de septiembre de 1963 se suicidó.


Blanca Varela: "Un signo, un conjuro frente, contra y hacia el mundo, una piedra negra tatuada por el fuego y la sal, el tiempo, la soledad".



Palabra para un canto

“Yace aquí,
entre tumbas sin nombre,
escrito en el harapo deslumbrante,
roja estrella en el fondo del cántaro.
Por el mismo camino del árbol y la nube,
ambulando en el círculo roído por la luz y el tiempo.
¿De qué perdida claridad venimos?”.


CANTO VILLANO

y de pronto la vida
en mi plato de pobre
un magro trozo de celeste cerdo
aquí en mi plato
observarme
observarte
o matar una mosca sin malicia
aniquilar la luz
o hacerla
hacerla
como quien abre los ojos y elige
un cielo rebosante
en el plato vacío
rubens cebollas lágrimas
más rubens más cebollas
más lágrimas
tantas historias
negros indigeribles milagros
y la estrella de oriente
emparedada
y el hueso del amor
tan roído y tan duro
brillando en otro plato
este hambre propio
existe
es la gana del alma
que es el cuerpo
es la rosa de grasa
que envejece
en su cielo de carne
mea culpa ojo turbio
mea culpa negro bocado
mea culpa divina náusea
no hay otro aquí
en este plato vacío
sino yo
devorando mis ojos
y los tuyos


Juego amoroso


Las manos a la altura del aire
a dos o tres centímetros del vacío
no se mirará nada preciso
la polvareda que pasa
el inesperado cortejo de plumas
arrancadas al vuelo
la nubecilla rosada y tonta
que ya no es
el cierraojos y el ábrelos
en la breve opacidad
de una luz que no se ve
y el sueño pies de goma
y azules y brillantes
las estrellas
rientes
párpado sobre párpado
labio contra labio
piel demorada sobre otra
llagada y reluciente
hogueras
eso haremos a solas.

Blanca Varela (1926-2009)

Blanca Varela nació en Perú en 1926 y es una de las poetas mayores de la lengua castellana, de la segunda mitad del siglo pasado. Se la ha relacionado con el surrealismo y con el existencialismo de Sartre. Su poesía es visceral, ascética, despojada de adjetivos. Cada palabra cruza en nuestro intelecto como un rayo que nos traspasa, nos arroja un carbón encendido que se hace llama en nuestra alma.
Su primer libro, “Ese puerto existe” fue antologado por Octavio Paz quien dijera de ella: …“Blanca Varela es una poetisa que no se complace en sus hallazgos ni se embriaga con su canto. Con el instinto del verdadero poeta sabe callarse a tiempo. Su poesía no explica ni razona. Tampoco es una confidencia. Es un signo, un conjuro frente, contra y hacia el mundo, una piedra negra tatuada por el fuego y la sal, el tiempo, la soledad. Y, también, una exploración de la propia conciencia”
Su poética es abrasiva, sin concesiones, con constantes referencias al mundo visual.

Obra: Luz del día (1963), Valses y otras falsas confesiones (1972), Canto villano (1978), Camino a Babel (1986), Ejercicios materiales (1993), El libro de barro (1993), Poesía escogida (1993) y Del orden de las cosas (1993). Bajo el título Canto villano (1986) recopiló su obra poética desde 1949 a 1983. Sus más recientes títulos son Concierto animal (1999) y la antología Donde todo termina abre las alas: poesía reunida 1949-2000 (2001) componen el resto de su obra.

En circunstancia de la entrega del Premio Sofía de Poesía Iberoamericana, Antonio Gamoneda expresó: “lo que muestra Varela es un brote existencial que se produce a través de un lenguaje impredecible. Dicho de otra manera, su poesía es muy distinta a la que en España en estos momentos es hegemónica, la que utiliza un lenguaje normalizado y realista, que no hace avanzar la tradición
Obtuvo el Premio Octavio Paz de Poesía y Ensayo en el año 2001, el Premio Ciudad de Granada 2006, el Premio Internacional de Poesía Ciudad de Granada Federico García Lorca (primera mujer en obtener tal distinción) y Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 2007.
Sus obras han sido traducidas al alemán, francés, inglés, italiano, portugués y ruso e innumerables estudios se han realizado sobre su obra y seguirán haciéndose, llevando la poesía de Blanca Varela al lugar de privilegio que le corresponde dentro de la literatura universal.